Denuncian la exclusión inmobiliaria que sufren mujeres supervivientes de violencia de género
La Associació in via alerta sobre una problemática tan grave como silenciosa: el rechazo de muchas inmobiliarias y propietarios a alquilar viviendas cuando saben que serán destinadas a mujeres que han sufrido violencia de género, incluso contando con apoyo económico y acompañamiento profesional.
Una barrera que persiste a pesar de las garantías
Según la entidad, las mujeres derivadas a pisos de alquiler cuentan con pagos garantizados, seguimiento integral y protocolos de confidencialidad. Aun así, numerosos arrendadores se niegan a continuar el proceso en cuanto conocen el perfil de las futuras inquilinas.
“Cuando explicas por qué necesitas el piso, a menudo se acaba la conversación: no pasamos de la primera llamada”, señala Irene Andrés, directora de proyectos I+D+i de la Associació in via.
Estigma y desconocimiento: los muros invisibles
El rechazo suele justificarse por el temor a la aparición del agresor o por hipotéticos conflictos vecinales. No obstante, la entidad subraya que la confidencialidad es absoluta y no existe riesgo para la comunidad. Además, se asumen tareas y costes vinculados al alquiler —como el pago, la limpieza y el seguimiento— para asegurar una convivencia estable y segura.
Muchas de las mujeres atendidas atraviesan situaciones extremas, viviendo temporalmente en pensiones o albergues junto a sus hijos e hijas mientras esperan una plaza pública. Los pisos gestionados por la asociación actúan como espacios de transición y reparación, compartidos por varias mujeres y unidades familiares, donde pueden iniciar la recuperación de su autonomía y dignidad.
Una forma de violencia estructural
Para la Associació in via, este rechazo continuado constituye una expresión de violencia estructural que obstaculiza la reconstrucción de los proyectos de vida de las supervivientes. La entidad realiza un llamamiento directo a propietarios y profesionales del sector inmobiliario para colaborar activamente en la inclusión residencial.
“No queremos generar una dependencia institucional. Necesitamos que la sociedad nos abra las puertas”, concluye Andrés. “Hablar de la violencia está bien, pero lo que hace falta es actuar. Abrir un piso puede cambiar una vida”.
Cómo colaborar y marcar la diferencia
La entidad anima a propietarios y administradores de fincas a ofrecer viviendas en alquiler con la tranquilidad de contar con garantías de pago, acompañamiento profesional y confidencialidad. Quienes deseen colaborar pueden contactar con la asociación en el correo: iandres@invia.cat.
Con la implicación del sector inmobiliario y la ciudadanía, es posible romper el círculo de la exclusión residencial y facilitar un hogar seguro desde el que reconstruir una vida en libertad.