Ironman de la innovación

A veces me invade cierta nostalgia, pero enseguida recuerdo lo duro que era… y se me pasa. Estoy hablando de hacer un Ironman.

Hacer un Ironman solo requiere una cosa: entrenar y volver a entrenar. No tiene más secretos. Puede que nadar exija algo más de técnica, pero montar en bici y correr sabemos hacerlo todos. Así que, en rigor, se trata únicamente de entrenar, acumular cientos —incluso miles— de horas para un solo día. Pero ese día es uno de los más felices de tu vida. Y no solo porque durante unos días ya no entrenarás, sino porque aquello que te propusiste se materializa en algo tangible —una medalla, que has pagado 600 euros de inscripción— y en algo intangible: saber que puedes hacerlo. Hay más cosas, pero ese es el resumen.

El ser humano lleva cientos de miles de años desafiándose a sí mismo. Eso es lo que ha permitido que seres tan vulnerables hayan superado generación tras generación. Si lo piensas bien, es increíble. Cada vez vivimos más y mejor.

Innovar es lo mismo… pero diferente. Es lo mismo porque requiere cientos de horas y una enorme capacidad de perseverar sin ver resultados inmediatos. Y es diferente porque, en innovación, no tienes un recorrido marcado, ni un cronómetro, ni una meta pintada en el suelo. Innovar es entrenar en la incertidumbre.

Pero, igual que en un Ironman, el día que cruzas tu propia meta —cuando tu idea funciona o tu producto encaja— entiendes que todo el esfuerzo mereció la pena. Porque innovar también te demuestra algo tangible y algo intangible: que puedes crear valor… y que puedes reinventarte.

Hasta aquí nada que no sepas, chatarra, pero me sirve de intro jejeje.

Y ahora vamos a lo importante.

Esto va para los CEOs, socios de despachos, propietarios de empresas y futuros empresarios que me siguen y me escriben. Estamos ante la mayor oportunidad de nuestra historia reciente.

Hay cientos —literalmente cientos— de negocios en pleno relevo generacional, muchos con una base sólida, décadas de know-how y clientes fieles… pero con procesos, tecnología y comercialización anclados en el pasado.

Y lo increíble es que muchas palancas de innovación son ridículamente sencillas:

Un poco de marketing digital.

Un CRM bien montado.

Automatizar cuatro procesos internos.

Medir lo que pasa en la empresa, aunque sea con dashboards básicos.

Y si ya metes IA aplicada al negocio… lo petas.

No te exagero: hay cientos de oportunidades para transformar negocios, hacerlos crecer, profesionalizarlos y multiplicar su valor. Y para quien sabe mirar, también hay cientos de oportunidades de compra, integración y M&A.

Sé listo, estas oportunidades no pasan siempre, los franceses y el resto de Europa lo saben y se han lanzado a comprar empresas en masa. Saben de nuestro enorme talento y capacidad, y compran a un precio competitivo. Innovar también es comprar negocios y transformarlos.

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