Asesorías Low Cost y coronavirus

Desde el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma a consecuencia de la pandemia del coronavirus, vengo recibiendo infinidad de correos electrónicos de empresas dispuestas a que no pare el furor consumista, en la medida que ellas nos pueden hacer las entregas a domicilio. Otras me ofrecen sus servicios online para que cubra mis diferentes necesidades. Hasta aquí todo es normal, aquellas empresas que encuentren un hueco en esta caótica situación que estamos viviendo para vender sus productos, es legítimo que lo hagan. Al menos detrás de ellas seguirá habiendo trabajadores que puedan mantener sus puestos indemnes.

De pronto me asaltó una curiosidad. ¿Por qué no recibo ahora mensajes de correo electrónico de asesorías de empresa online? ¿Dónde están los mensajes de las asesorías de bajo coste o baratas, low cost?

Pertenezco a un club de despachos que desde el día 16 reúne cada tarde durante dos horas a profesionales de casi 200 firmas repartidas por toda España. Está siendo tremendamente difícil digerir toda la normativa estatal y autonómica que se publica como si de un grifo abierto se tratara. Nos enfrentamos a un momento profesional de tremenda complejidad.

De pronto me pregunto si estas asesorías, que invadieron el mercado con publicidad masiva, en la que prometían asesoramiento fiscal, contable y laboral a sus clientes «por 50?, tarifa plana», están preparadas para afrontar lo que estamos viviendo y lo que viviremos en un futuro más que próximo. ¿Están preparadas para analizar situaciones extremas y caóticas en las empresas, que las llevan a tener que solicitar un ERTE por fuerza mayor? ¿Hay detrás de la pantalla profesionales realmente preparados para acompañar a las pymes y los autónomos en tan crítica y compleja situación como la que hemos empezado a vivir ahora? ¿O todo su objetivo era reventar el mercado con precios irrisorios?

Realmente me asaltan muchas dudas, pero he visitado varias webs de estas asesorías y en ninguna de ellas he visto la palabra «coronavirus» ni «ERTE».

Espero sinceramente estar equivocado, porque tras mis dudas hay un temor. Si estoy en lo cierto, temo por las empresas que confiaron en ellas y en cómo se pueden sentir ahora, justo cuando más necesitan tener a su lado a sus asesores de confianza. Temo que se tengan que dar cuenta en una situación tan extrema que «el precio» no lo es todo en la vida. La confianza y la tranquilidad valen mucho más que el precio.