Despacho Digitalizado VS Despacho Informatizado

La digitalización emergió notablemente como respuesta a la crisis generada por la pandemia del COVID-19, marcando un antes y después en la adaptación a tecnologías digitales tanto para trabajadores como para empresas.

Este cambio radical también alcanzó a los despachos profesionales, un ámbito tradicionalmente conservador, obligándolos a abrazar de forma repentina la transformación digital. Las asesorías, en particular, se vieron obligadas a adoptar herramientas digitales para manejar y gestionar, especialmente, las regulaciones laborales.

A menudo se confunde la digitalización con la informatización, pero ¿qué implica realmente esta transformación?

La expectativa de los clientes hacia sus asesores profesionales incluye el acceso a soluciones tecnológicas avanzadas para una gestión eficaz, en otras palabras, herramientas de software. Un análisis sobre las expectativas y preocupaciones de los clientes de estos servicios reveló que la ‘mayoría de las empresas percibe que el asesoramiento que reciben es demasiado genérico y estándar’.

No obstante, hay una creciente demanda por parte de estos clientes de un valor agregado en los servicios de asesoramiento contable, fiscal y laboral. Este valor se traduce no solo en un servicio personalizado que considera factores como la ubicación, el tamaño y el sector de la empresa, sino también en una comunicación más directa y multicanal con sus asesores. Esta comunicación frecuente y fluida permite forjar una colaboración más estrecha y mejora significativamente la experiencia del cliente, marcando un punto de diferenciación importante.

Esta comunicación efectiva es justamente el eslabón que falta para completar con éxito el proceso de digitalización en los despachos.

Aunque los asesores cuentan con software para cumplir con las normativas de manera eficiente, son conscientes de que la interacción con el cliente es una área de mejora. Un enfoque colaborativo podría ser la clave para dedicar más tiempo a entender y responder a las necesidades específicas de cada cliente, proporcionando así un verdadero valor en el asesoramiento.

Por lo tanto, la digitalización aún tiene un largo camino por recorrer. Un buen punto de partida sería la implementación de soluciones en la nube que, además de facilitar la gestión empresarial, permitan una comunicación segura, personalizada y ágil entre asesor y cliente.

La adopción de estas tecnologías no solo reducirá el uso del papel y los tiempos de espera, sino que también mejorará la forma en que los asesores reciben documentos importantes de sus clientes, marcando un cambio significativo en la eficiencia y satisfacción en el servicio de asesoramiento.