Carta abierta a la Ministra de Trabajo y Economía Social

Señora Ministra:
Permítame darle mi opinión sobre su intervención de ayer en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros Extraordinario en el que se tomaron medidas en relación con la situación que vivimos a causa de la pandemia del COVID-19.
Hace tiempo leí que es muy importante usar bien las palabras, pues con las palabras se puede acariciar o apuñalar, en función de cómo se usen.
Pues bien, Señora Ministra, en mi humilde opinión Usted, ayer, en cinco minutos de comparecencia antes las cámaras, asestó una puñalada muy grave, si no mortal, al tejido empresarial español. Y lo hizo ante millones de españoles hambrientos de encontrar respuestas a sus inquietudes y miedos ante la convulsa situación que vivimos estos días.
No digo que lo hiciera Usted voluntaria y conscientemente, pero me veo en la obligación de transmitirle mi opinión, que es la de muchos otros ciudadanos anónimos, sobre la percepción que dejó en millones de españoles.
En cinco minutos dedicó palabras de cariño y agradecimiento a los españoles afectados por el coronavirus, a los sanitarios y a los trabajadores y trabajadoras que están atendiendo los servicios esenciales para permitir que nuestras vidas sigan emergiendo.
Sin embargo, utilizó su comparecencia para dejar una sombra de sospecha sobre un sector de la población que en este momento también está sufriendo como el resto de los españoles, los empresarios.
«No se puede utilizar el COVID-19 para despedir» «No es necesario despedir a nadie en nuestro país» «Con la excusa del COVID-19 no hay que extinguir los contratos temporales», «en caso de que observásemos que exista algún tipo de fraude…»
No sé, Señora Ministra, si es Usted consciente de la repercusión de sus palabras negativas hacia las empresas, pero yo le auguro un profundo eco a partir de hoy, pues ha colocado Usted a los empresarios la etiqueta de presuntos culpables, no dudo que sin quererlo, pero lo ha hecho. Porque el lunes, muchos trabajadores que hasta ayer eran comprensivos con la situación económica y empresarial acaecida por el COVID-19, podrían empezar a mirar con recelo a sus empresarios, pensando que están intentando aprovecharse de la situación para rentabilizar sus negocios. Cuando Usted y yo sabemos que no hay nada más lejos de la realidad. Que esta crisis la vamos a pagar entre todos, cada uno en relación a sus posibilidades.
La comparecencia de ayer ya no tiene marcha atrás, sus efectos los veremos en los próximos días. Pero me daría por satisfecho si en las próximas comparecencias tiene Usted en cuenta que para que trabajen más de 16 millones de personas, hay algo más de 3 millones de ellas que decidieron hacerse empresarios, arriesgar sus patrimonios para crear riqueza en este país. Y sería bueno recordar también de la gran mayoría de esos 3 millones son empresas pequeñas y medianas, con una tristemente débil capacidad financiera para soportar una nueva crisis cuando estábamos saliendo de la anterior.
Por último, sólo espero que el efecto de sus palabras no llegue a tener el efecto de un tsunami empresarial que aboque a su compañero, el Ministro de Justicia, a tener que simplificar también los trámites para agilizar los concursos de acreedores.
Un saludo